“Pago Justo” y las nuevas costureras



François Asher explicaba en “Los nuevos principios del urbanismo” el paso de la Sociedad Industrial a la Sociedad Hipertexto. Yo me planteo, desde la propia realidad cotidiana que me rodea, si donde toca ahora trabajar no será en el paso de la Sociedad Industrial a las Comunidades Hipercontexto* que algunos consideramos propias de nuestra época.


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El sábado pasado proyectaron una película en el salón de actos de la localidad en la que vivo. Era un acto organizado por la Asociación Cultural Jacarilla 2012 y la Concejalía de la Mujer, y la película fue PAGO JUSTO. (el enlace lleva a una crítica interesante)
Las primeras escenas de la película son grupos de mujeres y hombres en bici entrando en una factoría Ford, en los años sesenta, en Dahenham, Inglaterra. Ellas eran las costureras de las tapicerías de los coches.
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La mayoría de espectadoras presentes en la sala en ese momento eran mujeres de mediana edad, que muy probablemente habrían trabajado un tiempo como costureras para MODAS ASTORIA, en una nave a las afueras del pueblo, hoy en desuso y propiedad pública. Su estado actual tiene algo de instalación artística, de los restos de una civilización extinguida. Un espacio inquietante para algunas de las personas que lo hemos descubierto y visitado recientemente, sobre todo las que hemos descubierto que nuestras madres trabajaron allí.
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La conexión fue inmediata, claro. Mis tias y mi madre me han contado con anécdotas cómo trabajaban en este lugar: un trabajo de costura en cadena que muchas veces, lejos de fomentar la solidaridad entre ellas, fomentaba la competencia, (a ver quien demostraba ser más rápida), o el reproche a quien iba más lento y disminuía la eficacia de la cadena. La solidaridad existía, no en el grupo entero de mujeres, si no en pequeños grupos (por ejemplo entre hermanas).
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Aún me queda mucho que indagar en el relato de la NAVE ASTORIA, pero ahora continúo con el de PAGO JUSTO, que también está basado en hechos reales.
Las mujeres de esta factoría de la Ford decidieron movilizarse en grupo, para reclamar el pago justo de su trabajo. Un trabajo clasificado como “no calificado” en un contexto político en el que un estado permitía por ley que una empresa pagara menos a las empleadas mujeres, por ser mujer.
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La cuestión es que es el relato de una batalla propia de la época que vivían, con una heroína como líder de todo el proceso de movilización. Y a esa heroína un día, una de las chicas que se estaba preguntado por el sentido de esa batalla, le dice:
“si es que, en el fondo ni siquiera me importa el sueldo. Sigue siendo el sueldo de un trabajo de mierda”.
Ella lo que en realidad deseaba, su vocación, era ser modelo.
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Pero la batalla de la época le llevó a luchar en una batalla que no era la suya personal, si no la impuesta por una sociedad,  aunque también era la de su grupo de amigas, la de sus compañeras de trabajo. Vamos, que se sacrificó, como las demás, para dedicar sus esfuerzos a reclamar por una ley de igualdad que las llevaría a sentir más dignidad pero a la vez a seguir trabajando en “un trabajo de mierda” produciendo con su trabajo el beneficio de una empresa que no las respetaba.
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Y yo me preguntaba: ¿Y si una vez conseguido que la ley prohibiese la discriminación por género, se hubiesen unido para crear su propio negocio? Claro que, si ese negocio no hubiese salido de sus verdaderas pasiones, seguiría siendo un trabajo no deseado, aunque habrían ganado, además de dignidad, algo de autonomía. 
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Más de treinta años después de que cerrara modas ASTORIA, una de las hijas de una mujer que trabajó allí, ha iniciado su propio negocio, su propio proyecto de vida, en Jacarilla. El proyecto se llama WE HAVE A PLAN . Miriam Aniorte es costurera también y diseñadora. Ella disfruta cosiendo los modelos que diseña, inspirándose en las cosas que le motivan. 

Su nave es un taller familiar, que ha reconfigurado a través de un trabajo colaborativo con más personas que, como ella, tienen la inquietud de crear sus propios negocios desde sus creaciones en el mundo del diseño. En este post, Ana explica de forma hermosa lo que cree que es WE HAVE A PLAN. Yo, y nosotros los SILERUS, tratamos de afianzar esas conexiones que ella nos lanza, para que nos reforcemos las unas a los otros en la convicción de que la abundancia local es posible.
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También formarían parte de todo este relato unas nuevas costureras, esta vez alicantinas, el colectivo y futura asociación TEJEMANEJE, que han reconvertido un bar en desuso en un local para aprender a tejer desde la creatividad e inquietudes de cada persona. María Maraña hizo estas prendas de ropa con los retales del ASTORIA, contando todo el proceso en este post. 
El próximo sábado vendrá a Jacarilla a darnos un taller de Ponchos, en familia, en la Casa Liquen, que estos días estamos de visitas frescas y de ganas de artesanías.
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Y claro, todo esto ya lo tenían pensado las tremendas Laura, Ester y Sonia, con su ruta de emprendedoras artesanas. Estos talleres están construyendo una nueva manera de hacer desarrollo local. De hecho estos días estamos intentado definir las cuatro, nuestro concepto de abundancia local, del que habla John Robb en su blog Resilient Communities.  Esos talleres en Jacarilla nos hacen falta chicas.

Con todo este conjunto de acontecimientos que me rodean, pienso que sea posible, poco a poco, construir el "pago justo"(otra economía posible y otros mercados desde las personas) de las nuevas costureras, que es sólo uno de los múltiples oficios desde los que tejer redes.

1 comentarios:

Ester dijo...

Pues a preparar otra parada en la ruta!

Qué post más guay, me encanta lo del hipercontexto, creo que es una buena forma (y anglo!) de superar lo territorial

y qué fotos más chulas! Suerte esta tarde :)

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