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Por como ha sido el devenir de la historia de la humanidad, todo ámbito de la realidad tiene su modelo heteropatriarcal, basado en los roles de género, que estructura la norma social según unos valores y no otros. La arquitectura no se libra de ello.

Metodologías de PFC desde una perspectiva de género” es un artículo escrito por el sumatorio de tres voces que, sin perder su identidad, se contaminan unas a otras. Y es que, en el modo de hacer este artículo, está  en realidad uno de sus objetivos: la pluralidad de formas de ser posibles desde la radical subjetividad del individuo, por residir ahí su creatividad y su emancipación. El conocimiento se genera así desde la puesta en común bajo unas “normas del juego” creadas por los propios implicados. Esta puesta en común, debería hacer visible coincidencias, dudas, conflictos, generar controversias puesto que es ahí, aunque no sólo, donde residirá la oportunidad de avanzar.  

La conversación que abre este artículo, sobre las posibles relaciones entre pedagogía o procesos formativos, teoría de género y formas de ser arquitecto, teniendo como objetos de estudio algunos PFCs de la escuela de arquitectura de Alicante (en este primer artículo el PFC de Verónica Francés y el mío), tendrá continuidad con más voces en los próximos meses y experimentando con otras metodologías de conversación.

Para muchas personas las teorías feministas o de género forman parte de luchas pasadas ya superadas al menos en el primer mundo, igual que, dicen, ya están “integrados” los gays y las lesbianas, y si me apuras los transexuales. Es la idea de una lucha por la igualdad que ni es cierto que esté superada ni es el activismo y teorías de género al que se refiere este texto, "ya que ser iguales en un modelo de mundo que no nos convence carece de significado (Victoria Sendón). Son las teorías críticas que dan condición de posibilidad a la diversidad de formas de ser, (teoría queer, feminismo integral…) las que se pretende poner al lado, en este caso, de  unos modos de hacer arquitectura o de ser arquitecto, en el que lo raro, lo extraño, lo disidente, no solo tienen cabida sino que son considerados lugares fértiles para la emancipación creativa y la resignificacion subjetiva de los propios conocimientos arquitectónicos. Quien favorece esto en sus aulas lo hace sabiendo que estas formas de ejercer, de experimentar con la profesión o con los conocimientos arquitectónicos, no están validadas por las instituciones, no tienen las supuestas garantías de éxito que tienen los modelos heteropatriarcales de ser arquitecto.

En mi caso, y como explico en el artículo, a las teorías de género llegué tras estar en el oasis que escogí como contexto para realizar mi Proyecto Final de Carrera, aunque ya mucho antes encontraba violento y simplificador la división de la humanidad en dos únicos géneros posibles y tambien ya antes de estar en el Oasis me cuestionaba el rol tradicional de la figura de arquitecto. Recuerdo con cariño cuando escribí este post tan corto pero que condensa lo que pensaba y sentía al respecto de alguno de estos temas.

Descubrí algunos de los escritos de Fatema Mernisi, Remedios Zafra, Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Beatriz Preciado...Reconocía en todas estas autoras, cada una a su manera, la crítica a lo que se conoce como el discurso logocéntrico: aquel que busca una razón o un sentido único a las cosas, que se presenta como una razón objetiva, neutral respecto de quien la enuncia, y por tanto una verdad universal, más cierta que las demás, aceptada desde la moral o desde la ciencia, desde los saberes institucionalizados o legitimados, desde el poder dominante,”aquél cuya superación implica desvelar las ausencias frente a las presencias, la falta de significado frente al esfuerzo por significar, las oscuridades frente a las zonas iluminadas, es decir, favorecer un ejercicio de liberación formal que nos permita generar zonas de sombra y de vacío que favorezcan el movimiento de piezas” (Zafra, 2014)

La tendencia al logocentrismo está enraizada en lo más profundo del pensamiento occidental y la podemos detectar constantemente en personas jóvenes, cultas y europeas, quiero decir, que de superado no tiene nada. Me sobran los dedos de la mano para contar las escuelas de arquitectura donde un proyecto final de carrera como el de Verónica, el mío o el de otras compañeras tuviesen cabida (de hecho, algunos tuvieron más cabida que otros a lo largo de la historia de la Escuela de Alicante...) Y sigue pasando, se sigue fomentando ese modelo heteropatriarcal en contextos incluso considerados defensores de las políticas de género. Hace poco una amiga me contaba la respuesta de su profesor de un master de cooperación, cuando ella le propuso hacer un manual de higiene para la gestión doméstica del agua, en un pequeño poblado sudamericado. El profesor contestó:

" Eso dejaselo a los curas, tu eres ingeniera".

Lo que contestó ese profesor  ya lo podemos considerar una negación del desarrollo de la subjetividad y de la construcción de una ética profesional propia. Es importante tener argumentos y referencias que muestren lo quivocado de sentencias así. (Le di esta referencia a mi amiga, Health Habitat)

Así que, poder contribuir, por poco que sea, a que se superen este tipo de negaciones, le dan todo el sentido, la relevancia y la emoción a esta investigación que continuará!

PD: este otro post tiene el enlace a un comentario, de Ester Gisber, que pongo directamente, porque invito mucho a leerlo, para quien, tras leer éste, siga interesada en estos temas.

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