Comunicarse y crear redes que des/bordan identidades

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Fatema Mernissi ha centrado parte de sus investigaciones en estudiar el impacto que las nuevas tecnologías de la comunicación han producido y producen en el mundo árabe. Es de las que considera que el desarrollo, la emancipación y el empoderamiento de las personas dependen en primera instancia de su capacidad y libertad de comunicación. Es a través de la comunicación que se desarrollan las subjetividades. Por eso considera toda tecnología que lo facilita una oportunidad para el nacimiento de lo que llama una “sociedad cosmocívica”, pues si el uso de estas tecnologías no va separada del aprendizaje en valores comunitarios, solidarios, colaborativos...no tiene por qué conducir hacia el individualismo extremo. Digamos que la identidad individualizada, propia de las sociedades modernas, podría convivir con la identidad relacional, aquella en que las personas no pueden entenderse a sí mismas sin sus vínculos con la comunidad.

Empecé a leer a Mernissi mientras realizaba el pfc en arquitectura "Cuatro maneras de caminar por un oasis", pero el libro del que quiero hablar en este post lo descubrí el año pasado. En “El Hilo de Penélope, la labor de las mujeres que tejen el futuro de Marruecos”, Mernissi se centra en la población rural del Atlas marroquí. Su teoría, que tiene algo de fantasioso y fascinante a la vez, y que para sus colegas es un disparate, es que los hijos de las tejedoras de marruecos han aprendido de ellas a comunicarse y a tejer redes a través de internet. También considera que de ellas han aprendido los vínculos y valores comunitarios, solidarios, de cuidados, que han mantenido vivos sus poblados. Siendo crítica, una podría interpretar esto como una mistificación de la figura de la mujer que en nada la ayudase. Almudena Hernando explica en este post cómo la identidad relacional fue atribuida a las mujeres de manera no planificada por los hombres para permitirle así a ellos desarrollar su individualidad, su yo más allá de la comunidad sabiendo que, después del viaje hacia lo desconocido, podría volver a sus raíces:

“...a medida que los hombres iban desarrollando la individualidad, depositaban en las mujeres la responsabilidad de garantizarles a ellos los vínculos afectivos y el sentido de pertenencia al grupo, sin los cuales no hubieran podido sentirse seguros.  El hecho, entonces, es que el viaje ha sido una actividad de hombres y no de mujeres en todas las etapas pre-modernas de nuestra historia porque sólo ellos iban construyendo una identidad individulalizada. Pero ellos sólo podían construir su individualidad a costa de frenar la de las mujeres, que seguían caracterizándose por una identidad relacional y, por tanto, no podían concebir, desear, ni afrontar subjetivamente un viaje…”

El mito de “El Hilo de Penélope” que expone Mernissi es precisamente esto: Penélope teje una red para que su amado no se pierda en el viaje. Pero este libro tiene un subtítulo: “La labor de las mujeres que tejen el futuro de marruecos”. Mernissi se va a conocer y entrevistar a mujeres y hombres del Atlas marroquí que han subvertido lo que la norma establecida dictaba sobre sus vidas, cada uno aprendiendo nuevas formas de comunicarse y así de relacionarse con los demás. La imagen con la que se inicia este post es de Fatna Gburi, una mujer marrroqui que pasó de tejer a pintar, trasladando a los cuadros todo el arte que ya contenía su anterior labor, aunque fue pintando y no tejiendo como llegó a exponer en grandes museos de todo el mundo.

Puede que la teoría de la conexión entre los hackers-cosmocívicos y las tejedoras de tapices marroquís contribuya en parte a esta mistificación de los valores tradicionalmente atribuidos a las mujeres, pero también es (y para mi mucho más que lo otro) una forma de apropiarse subjetivamente de la historia y reinventarla, estableciendo conexiones que ponen en valor lo que antes ni siquiera se nombraba. Para mi que Mernissi hace las dos cosas a la vez: borda y desborda identidades, no sólo la de las mujeres, también la de la población rural, la de la juventud marroquí…Al principio del libro hay una lista de prejuicios que la autora aconseja superar antes de visitar marruecos para organizar tu viaje de otra forma.

En cualquier caso se trata de una mujer escritora, académica y marroquí quien, con mucha gracia por cierto, construye este mito en clave de investigación, conectando pasado y futuro, de donde venimos y hacia donde vamos, dando algunas pistas sobre la relación entre tejer y comunicarse:

-La relación entre tejer alfombras y construir mensajes encriptados
-La relación entre tejer y texto
-La relación entre tejer alfombras y concentrarse

Si a ti también te parece un disparate esta relación, mira lo que dice Fatema al respecto:

“Ya sé que a vosotros esta hipótesis también os estará pareciendo gratuita, y que estáis
sonriendo, pero dadme una oportunidad. ¡Leed el siguiente capitulo! Si seguís dudando de mis
teorías sobre las nuevas tecnologías correréis el riesgo de despertaros como mi colega, un una
habitación del hotel de Marrakech, con una visita programada a los arcaicos encantadores de
serpientes mientras la ciudad se abandona con verdadero frenesí a lo virtual.”

Como digo, escribe con mucha gracia esta señora. Pero aclaro que el objetivo de su libro no es demostrar esta teoría. La autora lo que pretende es presentar un marruecos emergente, (allá por el 2005) lleno de personas que se conectan y crean nuevas comunidades cívicas a través de internet sin desvincularse de las comunidades en las que han nacido porque su identidad relacional, en los casos a los que se refiere, está formada de todas ellas. Este libro fue escrito cinco años antes de que ocurriese la primavera árabe.

No es que construir identidades sea un fin último, "La vida no es la identidad..." dice Judith Butler, y sobretodo, no es una identidad a la que aferrarse. Pero bordar y desbordar identidades (sin descubrir, invisibilizadas o preestablecidas) si parece un ingrediente necesario para la emancipación y la experimentación con nuestras vidas. Si vamos a emprender algo que sea desde nuestra forma de entender la vida. Uno de los medios para conseguirlo es aumentando nuestra capacidad de comunicación en sus diferentes formas.
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(web de un artista que vive en el desierto de Zagora y expone sus cuadros al mundo a través de la red. Entrevistado en el libro “El Hilo de Penélope”)

Estas reflexiones vienen al hilo de conversaciones recientes que tocan los temas de nuestras identidades, los vínculos, los afectos cotidianos (buenos y malos)... y del taller "Red Local de Saberes de Jacarilla" que estoy impartiendo a un grupo de mujeres que viven en esta pequeña localidad, el pueblo al que me vine a vivir hace unos años, donde nacieron mi abuela, mi madre y mis tías, sin pretender que fuese una sede fija, pero si un lugar donde experimentar con una de mis identidades relacionales.

2 comentarios:

Ester dijo...

Hola María, tenía pendientes muchos posts tuyos, éste me ha fascinado.Voy a leerme el libro. ¡Muchas gracias!

Desbordante dijo...

Hola Ester! Que bien, es una lectura muy amena y sencilla para este caluroso verano. A ver si continuamos estas reflexiones por nuestras bitácoras o la próxima vez que nos encontremos. Me encantaría para seguir creciendo. Un abrazo!

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