Anécdotas de habitantes (I)

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“Desde la cama veía el madero que sobresalía de la pared de enfrente.”
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Cuando era pequeño, a HH le hacían dormir la siesta en un cuarto con la puerta abierta. Nunca tenía sueño. El aburrimiento disparaba la fantasía y así fue como empezó a jugar a “el viaje tumbado”, una especie de versión de lo que Fatema Mernissi llama “el paseo sentada” en “Sueños en el Umbral”. HH imaginaba una caravana de camellos atravesando las montañas, ríos y desiertos del madero de la pared de enfrente, y a veces el viaje continuaba por las piedras de mampostería. Él está convencido de que había una pared de piedra.
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Muchos años después alguien decidió tapar todo aquello. No sólo de esta pared sino de todas las paredes de la casa. Por aquel entonces HH vivía en Madrid. Adoraba la vida en la capital, principalmente por dos razones: por sus calles llenas de desconocidos y por las pequeñas y especializadas librerías, sobretodo librerías de segunda mano.

Un cúmulo de circunstancias han hecho que regrese a la casa de su infancia, a su pueblo de origen. Necesitaba espacio para todos los libros que ha ido acumulando estos años y empezó rehabilitando la fragua de su padre, situada en el patio de la casa. Ahora está continuando con la propia vivienda. Un tercio de lo que era “el doblao” será también biblioteca y ha buscado otros arquitectos para hacer el proyecto. Quiere una biblioteca donde no pase frío en invierno ni calor en verano, y donde los materiales acompañen a los libros. No como la que tiene ahora.
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Y así vamos descubriendo capas de la casa. El madero sigue pero la mampostería no. En su lugar un violento muro de bloques de hormigón de los vecinos. En otra pared descubrimos un arco de ladrillo. En breve empezaremos a añadir nuevas capas, pero no para tapar las existentes porque a este habitante le gustan las historias, (no todas claro, la de los bloques de hormigón no le ha hecho ninguna gracia). Por eso una gran parte de los materiales extraídos, siguiendo un proceso de deconstrucción, serán reconfigurados y recolocados en algún lugar de la casa.

Seguimos en de-re-construcción.
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Anécdota situada en un pueblo de la comarca de La Serena, Extremadura.

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