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Sobre lo que pueden aportar los espacios físicos de encuentro para proyectos colectivos, cuando sus políticas de habitabilidad tienen las condiciones propicias para constituirse en laboratorios de experiencias, donde sea posible la conversación, tal y como lo escribe Enrique Nieto en su tesis, "Prescindible Organizado".
En este post hablaré de la experiencia de sacar una clase de universidad al Patio.
En este post hablaré de la experiencia de sacar una clase de universidad al Patio.
La clase de Proyectos Zero (facultad de arquitectura, UA) del grupo ProVocaciones, tenía asignada el aula 010, del edificio de óptica del campus UA. El aula 010 era por tanto el espacio físico en el que nos debíamos encontrar cada viernes, alumnos y profesores a las 11:00h, y permanecer allí hasta las 15:00h.
Era también el espacio físico en el que se debía producir aprendizaje arquitectónico, disciplina que, por otro lado y entre otras cosas, trata el estudio del espacio físico y todo lo que acontece en él.Parece normal que nos preguntemos entonces cómo se (re)construyen y habitan las propias aulas.
MI compañero docente, Rafa y yo, tratamos de reconfigurar y rehabitar la clase desde el aula asignada, a través de unas dinámica que llamamos “proyectar el momento”.
Pero pese a algunas sensaciones iniciales muy buenas, lo cierto es que a mitad de curso la clase no estaba funcionando. En general mi sensación era la de pertenecer a un grupo de gente que debía encontrarse todos los viernes entre esas cuatro paredes, de forma obligada y antinatural. No existía un ecosistema ni real ni fantaseado, no existía un por qué para el aprendizaje natural y esto era agotador.
Puesto que no sabíamos cómo resolver esta falta de naturalidad, de fluidez de pensamientos, acciones, …decidimos salir a un espacio donde al menos la atmósfera fluyese más, el viento, el cielo descubierto, la vegetación, los recovecos…Decidimos resituar la clase en un patio con unas condiciones muy singulares, entre ellas, no haber sido utilizado nunca, no haber sido nunca un espacio de acción.
Este acto supuso el inicio de la construcción colectiva de un espacio común, físico, del que se fueron adueñando los propios alumnos, y nosotros mismos, que ya percibíamos el aula Patio como un lugar en el que desear encontrarse lo viernes de 11:00 a 15:00h, para compartir inquietudes respecto al aprendizaje y la producción arquitectónica, en general, y de modo más particular, respecto a la gestión y reversión de lo residual propio de un entorno.
A continuación el video de la primera clase que dimos en el patio:
Reflexionando sobre el por qué nos sentimos tan bien trasladando la clase al patio durante la mitad de curso, he llegado a la conclusión de que se debía a una serie de transformaciones que este hecho producía:
La clase como un taller ciudadano:
El Patio es un espacio reconocido como público, y por tanto, compartible por personas ajenas al grupo inicial de alumnos y profesores universitarios. Las bedeles, las señoras de la limpieza, el resto de alumnos y profesores del edificio, ya no podían mantenerse al margen de lo que ocurría en nuestra clase, puesto que afectaba a un espacio público al que ellos tenían acceso diariamente. Unas veces aumentó la complicidad con el resto de usuarios del edificio, y otras veces el conflicto, pero en ambos casos, la clase ya era un espacio físico de discusión política y conflictos cotidianos desde los que proyectar.
También la invitación a pasarse por el Patio a personas ajenas a nuestra clase, pero con interés por los temas que estabamos tratando, se nos hizo mucho más natural, y desde entonces empezaron a aperecer personas, libremente, en cualquier momento, y que podían aportar lo que quisieran.
La clase como el garaje de casa, abierto 24h todos los días del año:
Esta accesibilidad al espacio común a cualquier hora de cualquier día de la semana permitió que algunos alumnos lo adoptasen como su lugar de encuentro y de trabajo, sucediéndose situaciones como las del día que unos alumnos durmieron en el patio, o que una alumna estuvo en clase en zapatillas de andar por casa…Por fín, estaban apropiándose de su aula.
La clase performativa:
En clase de proyectos se hizo arquitectura,no sólo se conversaba sobre ella. Se puso en carga allí mismo, en las transformaciones que cada semana se iban sumando el patio, a través del despliegue de los proyectos de los estudiantes que lo transformaba en algo vivo, cambiante. De repente se llenaba de montañas de algas en una esquina, y en otra opuesta de cintas de video tensadas y vibrantes.
Otros grupos de proyectos también sacaron algunas de sus clases fuera del aula, como por ejemplo la clase de Rubén y María que la llevaron al centro cultural 8 1/2 de Alicante:
Hace poco, LaPeriferia nombraba en un post muy largo y muy interesante, la clase que se dió en la calle, un día de huelga del sector de la educación, para debatir, en la propia clase y en el propio lugar de la acción, sobre dicho tema.
Pedro se preguntaba si este acto de desplazamiento hacia los lugares de acción podía ser un paso hacia otros modelos de aprendizaje. Y yo, después de la experiencia vivida, digo que sí (sin pretender contener la verdad universal, unicamente construir mi verdad)
Recién llegada de pasar 24horas de talleres y acontecimientos en el CSA Al Trajín, mi respuesta afirmativa se hace aún más contundente. Pero de dicha experiencia hablaré en un próximo post.
Termino haciendo referencia a lo que respondió Curro Claret, en uno de los viernes al sol, ante la pregunta: ¿Qué es la universidad?. Respondió hablando de una tribu del amazonas, que cada diez años se trasladaba de lugar donde vivir, no por sobreexplotación de los recursos locales o cualquier otra causa física, sino porque este acto les producía un estímulo para no apalanzarse. Una autoacción que se imponían para mantenerse en movimiento, para dinamizar a la tribu.
Esto debía provocarse mediante el desplazamiento.
Estoy convencida de que, de haber continuado el curso, hubiesemos necesitado desplazarnos nuevamente a otro lugar. Quizás cada tres meses sea deseable hacerlo en un entorno como el universitario: trasladarse para estimularse.
De hecho, el último día del curso, todos los grupos de Proyectos Zero nos desplazamos, fuera de las aulas, fuera del campus universitario, a un solar autogestionado por el vecindario del barrio de Benalua en Alicante. Allí se celebró, a puertas abiertas, el "Burning Proyectos Zero festival".