Este verano he conocido de cerca el Proyecto aSILO y ha sido uno de los descubrimientos más emocionantes y reconfortantes, profesional y personalmente, que he vivido en los últimos tiempos.
Antes les seguía por su web y su blog, donde se puede leer una definición oficial, a día de hoy, en la que se presentan como un colectivo circunstancial…es decir, que se va construyendo en función de las circunstancias…de los proyectos, las inquietudes y las personas que van formando parte de él…
…lo que yo he sentido que caracteriza a Proyecto aSILO es el afán de aunar los modos de vida que sentimos más necesarios y deseables en estos momentos, con el desarrollo de los oficios que los hagan posibles…
"Deconstrucción + Reutilización = No Residuos" es el título del taller y a la vez de una de las investigaciones que desarrolla Proyecto Ásilo, en las que hemos participado un equipo de personas de diferentes partes de España que nos hemos conocido a través de esta experiencia, tan intensa que nuestra implicación ha sido completa durante todo el mes de agosto y algunos más...
Ha tenido lugar en Castuera, La Serena, Extremadura. Poniendo en práctica la fórmula "Deconstrucción + Reutilización = No residuos" en la reconstrucción del tejado, o del doblao, como se conoce allÍ, de una casa tradicional extremeña, habitada por los padres de Jose Milara, uno de los principales promotores de Proyecto áSILO.
Esta fórmula es un proceso constructivo, que lo que propone es utilizar los recursos propios de lo ya construido así como de los contextos en los que se encuentra generando arquitecturas que respondan a las necesidades actuales con el ingenio de la tendencia al residuo cero…
La primera fase de este proceso es una labor literal de deconstrucción, que no demolición, de los materiales y sistemas que conforman la construcción sobre la que estamos trabajando.
En esta labor se mira de cerca los materiales, se estudia sus propiedades, no dando por sentado que ya son defectuosos, y se aplica el ingenio para resituarlos en otra parte de la obra, donde puedan cumplir una nueva función (o la misma función, como en el caso de las tejas)
La experiencia ha servido a modo de laboratorio colectivo, un RuralFab, en el que desarrollar el oficio de la arquitectura desde otros procesos constructivos que no se dan en las escuelas oficiales, por regla general, y que sin embargo responden a las inquietudes de muchas personas, que no sólo arquitectos, porque genera nuevos valores sociales, de comunidad, económicos...
La economía de la que forma parte o que alimenta un proceso constructivo de este tipo, es una economía ecológica, que utiliza de manera ingeniosa, y lo más justa posible, los recursos de los que se dispone en cada momento y contexto, y también una economía de la abundancia, porque genera nuevos servicios y oportunidades de desarrollo.
El futuro es formar comunidades de desarrollo para seguir experimentando éste y otros procesos constructivos en diferentes contextos y situaciones, hasta que pueda llegar a ser una práctica habitual, un servicio que contribuya a los modos de vida y a la práctica de los oficios de arquitectura como deseamos…
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