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Tal día como hoy de acontecimientos políticos nuevos y emocionantes, me he acordado de una conversación que tuve con Joan, un niño de 9 años, hace un mes, cuando yo intentaba conocer un poco su imaginario urbano y rural. De este imaginario, lo que quiero remarcar aquí no es una posible idealización de lo rural frente a lo urbano, (que eso sería tema de otro debate), sino la diferencia entre “vivir juntos” y “trabajar juntos” que él hace. De los resultados de las elecciones de hoy en muchas ciudades y pueblos de España, parece claro que hay cada vez más personas que desean no sólo vivir juntas, sino trabajar juntas en la construcción de los lugares que habitan. En algunos de estos lugares no habrá aún el número suficiente de personas, pero en otros sí. Y será un jaleo, y hará falta aprender a conversar, a gestionar el conflicto y la participación, pero al menos será posible probarse ya no como las piezas de una máquina que se pretende programar con un ritmo productivo repetitivo y controlado, sino como un organismo complejo de interacciones afectivas y más consciencia de la necesidad de implicarse.

Y yo creo que todo esto se se puede representar con estas dos ilustraciones, una de Leon Ferrari y otra de Fatna Gburi.



Y a continuación, la conversación con Joan:

(M)-Joan, ¿Para ti qué es una ciudad?
(J)-ehhh...es difícil de explicar con palabras.
(M)-¿y si lo dibujas?
(J)-ehhh...no, espera...
(concentración)
(J)-ehhh...una ciudad es una unión de gente. Cuando la gente se reúne para vivir juntos.
(silencio y sonrisa en mi cara)
(M)-¿Y qué es para ti un pueblo?
(J)-Un lugar donde la gente se reúne para trabajar juntos.
(M)-¿Para trabajar, no para vivir como en la ciudad?
(J)-Sí, pero espera...sólo los pueblos de las montañas.
(M)-Vale, y entonces, ¿Cual es para ti la diferencia entre una ciudad y un pueblo de las montañas?
(J)-En la ciudad no se ayudan mucho y eso. No trabajan juntos...sólo algunos.
(M)-Entonces, si en la ciudad hay un grupo de gente que trabajan juntos y se ayudan y eso, ¿es como un pueblo en la ciudad?
(J)-ehhh...si, pero no como un pueblo de las montañas.
(M)-¿Has estado en alguno de esos pueblos?
(J)-Si.
(M)-¿Y que hacían?
(J)-Cuando había leche de vaca la sacaban y la repartían a todos.

Para terminar, un brindis, al menos esta noche.
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Este post es en respuesta a una serie de cuestiones que el profesor de arquitectura Jose Carrasco nos ha lanzado a algunos egresados de la Escuela de Arquitectura de Alicante en relación a nuestros PFCs. Se pueden leer las repuestas del resto de participantes en este grupo de face, que además son muy interesantes, así como el por qué o para qué van a ser usadas.  Yo lo escribo aquí porque es para mí más ordenado y no se pierde en la vorágine del espacio facebookniano. Leer las respuestas de las compañeras me hace sentir que es una conversación de actualidad la que estamos teniendo, de actualidad política y social me refiero. Creo que lo que esta propuesta de Jose Carrasco está generando es una pequeña pero valiosa lista de espacios y tecnologías para la movilización, la colaboración y la negociación entre las redes de personas y cosas que se encuentran en un lugar.


(El relato de mi PFC aqui)


sobre los GRUPOS HUMANOS
• ¿Cuál es la relación entre tu trabajo como arquitecto (durante y después del Pfc) y el trabajo con comunidades, colectivos, familias, habitantes locales o translocales...?
• ¿Qué te motivó para escoger la comunidad, grupo social, colectivo al que iba dirigido tu Pfc y diseñar un proceso de interacción con ellos? ¿Tenía que ver con bienes comunes, con procomunes?


En general, desde que fuí consciente de que cada decisión arquitectónica es también una decisión política, que no sólo técnica, he dirigido parte de mis modos de hacer a que éstas no se tomasen desde un único poder u opinión, sino que fuese posible la coexistencia de la diversidad y más allá, de aquello que ha sido invisibilizado, aquello a lo que no se le ha permitido existir. Esto se basa en el convencimiento de que las soluciones que procedan desde conocimientos situados y procesos colaborativos serán más sorprendentes y más enriquecedoras para más personas. Por eso he procurado, con mayor o menor éxito, que los procesos arquitectónicos de cualquier proyecto que tuviese entre manos fuesen una oportunidad, una herramienta más, a través de la cual generar implicación y debate entre personas, colectivos, comunidades, que podamos así seguir aprendiendo a colaborar y a gestionar los conflictos que de seguro siempre existirán respecto a la construcción, gestión y transformación de los lugares que habitamos..
En concreto, durante el PFC:
La primera vez que fui a Marruecos viví algunas experiencias inquietantes que me llenaron de curiosidad y deseo por comprender más las formas de habitar cotidianas de la población rural del Atlas y del desierto. Quizás lo que más me seducía eran las formas de vivir casi en el vacío. Los poblados oasis son sistemas para habitar en ese vacío. Así los percibía yo. Pero son muchas más cosas y están llenas de paradojas interesantes. Lo que parece claro para muchos es que son sistemas obsoletos que requieren de estrategias de revitalización para tener algún porvenir, y empecé a descubrir organizaciones nacionales e internacionales dedicadas a buscarlas. Elegí el oasis de M´Hamid porque una ONG española estaba desarrollando un proyecto de investigación y desarrollo local en este lugar. Posteriormente me fijé en el colectivo de mujeres porque son ellas  las que a través de sus labores cotidianas mantienen vivo este lugar.
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Sobre la METODOLOGÍA COOPERANTE
• ¿Cómo trabajaste con tu grupo humano? ¿Utilizaste algún recurso como herramienta mediadora? ¿Apoyaste tu propuesta en algún gráfico, mapa o fabricación específicamente creada? Si fuera que sí, ¿a qué escala, cómo estaba elaborada?
• ¿Te ordenaste los resultados en listas, fichas, mapeados para luego mostrar el conocimiento producido en la presentación del PFC? ¿Tuviste que explicarlo participando en algún foro público más adelante? ¿Has producido luego un recurso similar para otro proyecto?


Utilicé algunos conceptos, metodologías y sobretodo actitudes de la sociopraxis de Tomás Villasante. La sociopraxis parte de el posicionamiento de acción-reflexión-acción, en una espiral que se va abriendo con las propias realizaciones prácticas. Lo primero es sentir o convivir el problema, es asombrarse y poner cuerpo y energía y pasión a lo que se nos plante. Todo lo más alejado de un distanciamiento frío, que además de imposible, sólo nos mete en otros prejuicios peores (por ser no conscientes y por tanto no controlados). La praxis comienza con ciertas dosis de vivencias, implicaciones, y sigue luego con las reflexiones auto-críticas y críticas que entran en juego entre sí. Ahora se producen varias perplejidades y distanciamientos cruzados...pues la vida es un proceso ambivalente, interiormente contradictorio. Pero la praxis no acaba en un diagnóstico sino en propuestas para la acción y en la acción misma y en las constantes reformulaciones que exige...Quizás no podamos cambiar todas las circunstancias de una vez, pero al menos podemos incorporarnos a unas prácticas y a unas redes sociales, a unas estrategias de transformación.”

Utilicé tetralemas para representar  futuros posibles desde posicionamientos diferentes, y tratar de visualizar estrategias transversales que los transformasen y los hiciesen coexistir. También utilicé sociogramas, con los que grafiar los grados de poder y de afinidad entre las personas, colectivos, organismos, habitantes locales o extranjeros, que tuviesen algún proyecto de vida en el oasis. Finalmente realicé un catálogo de acciones que introducirian transformaciones temporales sobre algunas de las tecnologías y los escenarios donde tenían lugar las labores cotidinas de mantenimiento del oasis. Estas acciones se guiaban por tres objetivos:
1-frente a las fronteras sociales, espacios de experimentación que subviertan los usos asignados a los diferentes rangos de poder.
2-frente a las fronteras medioambientales, pactos cooperativos entre la sociedad y la naturaleza extrema.
3-frente a las fronteras políticas, autogestión y visibilidad para aumentar la capacidad de decisión sobre su propio futuro.

También en estas fichas, uno de los parámetros está sacado de las teorías y praxis de T. Villasante acerca de la actitud antes los difetentes grupos de poder que se encuentran en toda realidad, él propone:
-MOVILIZARSE CON LA BASE
-COLABORAR CON OTROS GRUPOS
-NEGOCIAR CON EL PODER

Uno de los foros en los que he participado con este PFC fue colaborando con Enrique Nieto y Verónica Francés en el artículo “Metodologías de PFC desde una perspectiva de género” .
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Sobre la TECNOLOGÍA
• ¿Cómo la interpretas? ¿Qué respuesta encontraste desde las industrias locales? ¿Qué poder de empatía te ofrecen los recursos tecnológicos de bajo rango?
• ¿Te inspiraste en alguna experiencia previa propia o ajena? ¿Qué referentes usaste?

Toda tecnología tiene implicaciones políticas. A través de la tecnología se puede contribuir a perpetuar situaciones establecidas o a desbordar y subvertir las que no consideremos justas o sencillamente las sintamos transformables. Una parte del PFC la dediqué a diseñar el proceso de construcción y gestión de una especie de escuela-taller-hostal, que era el programa con el que la ONG llevaba tiempo negociando para llevar cabo en el oasis. Lo que sentí tras un tiempo dedicada a esta labor es que la discusión sobre las técnicas de construcción en el oasis dejaba fuera de la conversación a las mujeres, porque no entra dentro de las actividades que realizan. Así que en la última fase del PFC decidí centrarme en las tecnologías domésticas para labores cotidianas como cocinar, almacenar el agua, tejer, impedir el avance del desierto sobre el oasis…Lo que quería era tener un catálogo de propuestas para experimentar con estas tecnologías. Propuestas que tendrían que ser aceptadas por quienes las usan. La cátedra de la UNESCO "Agua, Mujer y Poder", que había sido llevada a cabo en algunos poblados del Atlas marroquí, fue la base teórica y práctica con la que avalaba esta práctica.

Las modificaciones o experimentos que planteaba sobre estas tecnologías usaban recursos locales pero sin la intención de utilizar sólo lo que el oasis pueda producir por sí mismo pues esa sería una manera de condenar a un lugar a no poder desarrollarse desde la interacción con lo que producen otros. Los oasis fueron lugares prósperos mientras formaron parte de las rutas de las caravanas y por tanto de una red de intercambio comercial. En el momento de realizar este trabajo todo el oasis tenía acceso a internet,( debido a un proceso de militarización), y casi todos los habitantes tenían móviles con capacidad para grabar vídeos. Vídeos que subían a youtube y que les daban voz, pudiendo llegar a formar parte de lo que la marroquí Fatema Mernissi llama "comunidades cosmocívicas". Para mí este lugar no tendrá futuro si solo se aspira a conservarlo. Lo tendrá si sus habitantes aprenden a formar parte de esas comunidades cosmocívicas , transformando una ciudad mercado en parte de una metápolis. 

En resumen, volviendo a las cuestiones sobre la tecnología, yo no soy defensora de la baja tecnología frente a la alta tecnología. Es una cuestión de contexto, de saber trabajar tanto con los recursos concretos disponibles, como sabe hacer el bricoleur, como de saber transformar los recursos desde el pensamiento abstracto, como hace el científico. Ambos, el pensamiento del bricoleu, como el del científico, son según Lévi-Strauss complejos y necesarios en todas las sociedades.





Periferias

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Este video se compone de dos realidades que he querido superponer:

  1. El primer y el último proyecto que realicé siendo estudiante de la escuela de arquitectura de la EPS de Alicante.
  2. Mi tía Mª Ángeles, que ha sido mi vecina los últimos dos años de mi vida, leyendo un texto de Remedios Zafra, y comentandolo un poco.

Este es el texto de Remedios Zafra:
"En ocasiones hablamos de situar una cosa en otro lugar o campo de sentido, de amplificarla o de cambiar el enfoque, la manera, de reiterar, mirar fuera del marco de la imagen por tanto tiempo jerarquizada, al fondo, detrás, descubrir la periferia; ... algo que al ser visto logra tener nombre y existir, o tener voz y reaccionar.
(Zafra R., 2014)

Y algunos datos de los proyectos:
Primer proyecto:
Título: Vestir la politécnica
Relato: Unxs obrerxs-costurerxs aparecieron un día de fiesta nacional en la EPS de Alicante para “poner bonita a la poli”.
Palabras clave: Reapropiación subjetiva de lugares, aprendizaje experiencial, acción, cuerpo, oficio, trabajar sobre lo existente, las cosas del tejer, los desbordamientos de políticas establecidas, el trabajo colectivo, la coreografía de la construcción, el viento y la poesía, el diseño de procesos y sus registros...

Último proyecto:
Título: Cuatro maneras de caminar por un oasis.
Relato: Aquí
Palabras clave: (además de las del primer proyecto), el vínculo con comunidades, la extranjera y la habitante, las formas de autoorganización, metápolis rururbanas, biopolíticas, biotecnologías, la perspectiva de género, la gestión de conflictos, la construcción de nuevos imaginarios, la materia y sus significados...

En ninguno de estos trabajos la condición periférica es una cuestión principalmente geográfica. Se trata de prácticas periféricas porque lo relevante en ellas no es lo que está en el centro de las cuestiones importantes para la disciplina arquitectónica. Y este gusto por lo excéntrico no es por ser más queer o más “justiciera de las periferias”, sino porque es donde a algunas nos lleva la curiosidad y los afectos ordinarios, y porque oye, dicen, allí es donde se encuentran los campos más fértiles para las transformaciones que deseamos:

(Texto de Carmen Romero Bachiller, reflexionando sobre el trabajo de Donna Haraway:)

“Su segunda tentación la constituirían las perspectivas epistemológicas del punto de vista, asentadas en la tradición marxista y feminista, que afirman que no todos los lugares están igualmente equipados para proporcionar una mirada crítica. Es por ello que se preferirán las miradas desde abajo, desde las posiciones de esas inapropiadas/bles a las que les resulta más difícil obviar su lugar de enunciación (Haraway 1999: 125-126). Es por eso que resultan preferibles: porque se saben manchadas e impuras y difícilmente se podrán encaramar en el no-lugar del universalismo, porque como plantea Harding, tenemos razones para sospechar desde el lugar desde el que tradicionalmente se han venido haciendo las preguntas y prácticas científicas. Sin embargo “la búsqueda del conocimiento requiere políticas democráticas y participativas” (Harwing, 1991: 124) capaces de apuntalar el proyecto de una “ciencia sucesora” que nos proporciona una mejor versión del mundo (Haraway, 1995:321)

No sé si se usará para lo que ha sido hecho este video (una exposición en un museo), pero mi tía y yo nos lo pasamos bien haciéndolo.
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(diapositiva de la charla “Pensar Arquitectura”, 2006)
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Hace bastante que tengo este post en cola, sin terminar. He decidido sacarlo ya por dar posibilidad a que continúe la conversación en otro momento y en otro lugar. Y es que hace unas semanas, durante un día de derivas y descubrimientos huertanos con Verónica Francés, una cuestión se repitió bastante: la necesidad de saber detectar, traducir, contextualizar y formular las preguntas adecuadas como directriz de un proyecto de investigación, máxime cuando pretende ser un trabajo de co-investigación y cuando quien propone realizarlo parte de la condición de extranjera. En general es una habilidad de utilidad para el desarrollo de cualquier proyecto, ya sea artístico, arquitectónico, de emprendizaje, de desarrollo local, personal…donde importa mucho el cómo para que se pueda generar, allí donde sea necesario, una verdadera conversación, de esas que enriquecen a todas las partes implicadas. Todo esto lo lleva diciendo mucho tiempo Jarauta.


Ignasi Farías habló en su charla en la UA sobre los procesos de problematización,  por los cuales detectamos una situación incómoda, al menos para alguien, pero no definida más allá de su superficie. Se siente, se diagnostica y se concretiza el problema. De esta manera podemos saber dónde, cuándo y para quién algo es un problema. Y así la identificación de algo como problema implica la significación de un conflicto, no un conflicto genérico y universal, sino uno que existe en un contexto concreto y determinado. Formular el problema, el conflicto, en clave de pregunta y de reto lo lleva a la acción, a la necesidad de respuestas o al menos de reacciones. Los afectos son determinantes en este proceso de significación, para no formular las preguntas desde una supuesta neutralidad, que es imposible, sino desde el propio sentir el problema de cada persona.


Hago un ejercicio de diferenciación entre la significación de conflictos y la formulación de preguntas desde un campo u otro de acción, desde un tipo u otro de proyecto. Campos de acción que habrán de ser desbordados, pero que a día de hoy, año 2015, siguen siendo las categorías con las que se clasifican algunos proyectos o prácticas humanas:


  1. Desde el proyecto de investigación científica:
La primera tarea de un proyecto de investigación es formular el problema que será objeto de estudio. Se supone que la función de un proyecto de investigación científico es generar un conocimiento que pueda“...permitirnos afrontar con más éxito el entorno físico y la convivencia" (Richard Rorty) . Pero a un proyecto de investigación no se le exigen soluciones, si conclusiones o indicaciones de cómo continuar la investigación. Si sólo se genera por y para el ámbito institucional académico, costará mucho hasta que ese conocimiento le sirva a alguien fuera de la investigación científica. Por eso las metodologías de la co-investigación, la investigación-acción participante o la unión de teoría y praxis, son tan deseables para quienes no quieren generar conocimiento desde laboratorios herméticos. El investigador que emplee estas técnicas tendrá que generar una estrategia de construcción de entornos de confianza que rompan los roles, y eso requiere mucho arte y creo también activismo, implicación. Hace poco planteamos un proyecto de investigación en menorca con estas metodologías por bandera. No nos han dado la beca, pero hubiese sido un fantástico escenario donde poner en práctica todo esto...


  1. Desde el proyecto de emprendizaje:
En una charla dentro de un ciclo de estos de emprendizaje e innovación, el ponente preguntó: ¿Qué hace una empresa para poder ser una empresa? Algunos respondieron “hacer dinero”, otros “producir innovación” y así...El ponente contestó que todo eso eran consecuencias de lo que tiene que hacer un proyecto para que sea de emprendizaje: “lo que tiene que hacer es resolver un problema”. Desde este enfoque se hace muy necesario conocer de cerca  a QUIEN vas a resolverle el problema. Por eso herramientas antropológicas, psicológicas, son cada vez más utilizadas en el diseño de proyectos de emprendizaje. El Human Centered Design, es una metodología de innovación social, utilizado tanto por empresas como por ONGs como por otros tipos de organizaciones, que lleva a la práctica (al estilo americano) herramientas de co-investigación, co-diseño, co-prototipado, para resolver problemas...La clave maestra de este proceso para ellos es también saber formularlo en clave de pregunta, como reto asumible, y la empatía para conseguir que el proceso sea de interés para aquellos para los que trabajas, para los que diseñas, es decir que no sientan que son las cobayas de un proyecto para otros. La verdad es que esa charla y el método del Human Centered Design me sirvió bastante para el taller “redes local de saberes de jacarilla”, dentro de “La Ruta de Emprendedoras Artesanas”, un proyecto de definición y puesta en práctica de emprendizajes posibles desde los saberes y pasiones situados de cada una.

  1. Desde el proyecto de cooperación:
Este tema merece que le dedique bastante más de lo que voy a hacer ahora. La dicotomía proyecto de emprendizaje - proyecto de cooperación ha sido tan radical y simplista como la de hombre-mujer, natural-artificial y tantas otras...que han producido prejuicios y perjuicios. Un proyecto de cooperación al desarrollo puede ser, y a mi juicio debería ser siempre, un proyecto de emprendizaje social que tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de algún lugar, es decir, resolver problemas. Lo que tiene este tipo de proyectos cuando se llevan a cabo desde lo institucionalizado es que la visión integral del problema desde desde los puntos de vista y la participación de los implicados es sencillamente obligatoria. El diseño, la comunicación y la monitorización del proceso son imprescindibles. Pese a todas sus carencias, sus rigideces y sus controversias, que son muchas y para mi inician debates interesantísimos, considero deseable esa insistencia que desde los proyectos de cooperación se lleva haciendo en poner el foco en los procesos y en los participantes y que sea desde ahí que vayamos reformulando las preguntas.


  1. Desde el proyecto de activismo artístico:
El arte es usado por muchas como herramienta para experimentar con un conflicto, para formular preguntas de cosas incuestionables y así cuestionar y subvertir momentáneamente la normalidad. “La práctica artística como práctica social transformadora y subversiva, no porque asuste, sino porque en cuanto poética y crítica puede ser reflexiva” (Remedios Zafra, 2014)
Lo que quizás permiten las prácticas artísticas es formular preguntas no consideradas de interés o de utilidad científica o empresarial. En este post “ Hacia lo innombrable…” se enumeran una serie de prácticas artísticas activistas estructuradas a través de cinco problemáticas históricas sobre las que se quiso actuar desde la perspectiva feminista. Es decir que eran problemas desde esa perspectiva y no desde otra. Así que el trabajo de significación de ciertas realidades como conflictos, hizo como mínimo, que pudieran ser vistas como problemas. Cuánta capacidad de comunicación, de generación de nuevos significados, tienen las prácticas artísticas es algo que considero también va unido al reto de ser una práctica colectiva. “Postales Relato de la Calle Abaixo” se enmarca dentro de la práctica artística colectiva. Confirmé claves como la necesidad de generar esos entornos de confianza, que en este caso fue a través de una conexión directa, sin resistencias, con algunos habitantes y activistas locales. A la vez me faltaron muchas claves para resolver el taller con éxito. Claves que aún no tengo.


  1. Desde el proyecto de activismo político...:
En una entrevista a Regina José Galindo decía no considerar sus performance dentro del activismo, incluso aun con la fuerte carga crítica y la exposición a la que somete su cuerpo en ellas. Decía que sus amigos activistas están en la calle y trabajan para encontrar soluciones prácticas a problemas concretos. Yo entiendo este comentario, igual que entiendo pertinente la pregunta de esta entrevista: DPCYL: ¿Crees que la producción teórica va acompañada de una invitación a la acción? Creo, como quien contesta, que la respuesta es: en parte sí, no en todo, y en cualquier caso deseo que la tendencia sea a desbordar los campos estancos de trabajo…Yo deseo creer en el Manifiesto Afectivista de Brian Holmes, desde cualquier práctica, no sólo la artística, o mejor, haciendo artístico cualquier proyecto, a la manera en que lo entendía Levi Strauss:


“Diríamos más bien que Lévi-Strauss se conforma, a la hora de proponer una teoría general de las prácticas y las formas artísticas, con los esbozos trazados en el primer capítulo de El pensamiento salvaje (FCE, México DF, 2006 [1963]) ... En ellos se establece que el arte se colocaría a medio camino entre el conocimiento científico y el conocimiento que podríamos llamar mítico o mágico, siendo el papel del artista algo instalable entre el del sabio y el del narrador de mitos o el hechicero de otras sociedades.”


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